No es un libro de batallitas deportivas, o al menos intenté que no fuese solo un libro de batallitas. También quise contar otras cosas más personales y a la vez reflexionar sobre mis acierto y errores en mis primeros 50 años de vida.
Como escribí en el epílogo: «este libro ha tenido una intención doble. Por un lado realizar un ejercicio de conexión de los puntos de mi vida pasada, que los ha habido de todo tipo y condición. Alegres y tristes, felices y trágicos, sorprendentes y esperados, comunes y especiales. Como en la mayoría de las vidas. Y por otro, sumar uno más a la lista. Llegados al final, confieso mi absoluta satisfacción por haber conseguido hacer algo que quería, que me apetecía, al que me he entregado todo lo que he podido y de cuyo resultado, al menos para mí, me resulta satisfactorio. Y esta satisfacción no tiene relación con su mayor o menor calidad, de la que me declaro incompetente para evaluar por motivos de afinidad con el autor. Mi placer es personal, íntimo e intransferible y sólo tiene que ver con la conversión de una ilusión en una realidad. Además y para mayor gloria del proyecto, lo he realizado Antes de que se olvide».